Los amigos de los rusticadores recordarán que un día de febrero no pudimos salir a dar nuestra vuelta por culpa de la lluvia.
Ya dijimos que un rusticador nos acogió y nos estuvo enseñando el arte del injerto. Aquí dejamos estas manos preparando otro injerto: el injerto de espiga.
A la manera rústica, no podía ser de otra manera.
Aquí esta el otro injerto que nos prepararon estas manos.